lunes, septiembre 19, 2005
El cuento del "no sé"
No sé, repetía a menudo, es que no sé si hacerlo. Ten en cuenta que aún no he vivido lo suficiente, aún puede que llegue algo distinto a mi vida. Es que no sé, tal vez me vaya a equivocar, puede que, no sé, sea demasiado pronto...o no sé... quizá demasiado tarde...
El abuelo escuchaba, no hacía otra cosa, sentado en su sillón escuchaba. La conversación proseguía, más bien el monólogo, lento, a pausas, entrecortado... No sé si arriesgarme, no sé que sucedería si... yo es que no sé si tiene sentido dar ese paso...
De repente el abuelo se levantó, prosigue hablando, no me hagas mucho caso, yo es que voy a terminar unas cosillas que tengo pendientes, le dijo con voz amigable. El hombre continuó, es que en realidad "no sé" si debo contarlo, "no sé" si debería permitir que mi vida... porque "no sé" si es algo que deba creer casi es que "no sé" si debería dejar de hablar... el abuelo cogiendo un largo madero, unos clavos y un viejo martillo comenzó a apuntalar su vieja puerta. Primero clavaba uno... luego una pausa y otro... y luego otro más. Proseguían las dudas, los no sé si... los no sé si no... y el abuelo clavaba, con fuerza, uno más y otro y otro...
Después de transcurrida una hora dejó de clavar, se volvió hacia él y le dijo interrumpiéndole: mira, ven acércate, he ido poniéndole clavos a esta madera y sujetándola a la puerta, dime, dijo con voz autoritaria ¿qué es lo que ves? El hombre miró fijamente a la puerta vio lo que había estado haciendo su abuelo y dijo: pues has estado apuntalando tu puerta posiblemente porque se acerca el invierno y no deseas que un golpe fuerte de viento la derribe.
Entonces el abuelo contestó, tienes razón, pero lo he hecho utilizando tus palabras "no sé", para ir dando golpes certeros a la madera, mis manos ya son muy torpes y tus "no sé" eran tan claros... tenían tanto ritmo... que he pensado que si los aprovechaba me iban a hacer tener más precisión al golpear... y has dicho tantos... que he ido terminando un trabajo que había dejado pospuesto por desidia hasta que lo he concluido. ¿qué te parece mi puerta ahora?
¿Tratas de decirme algo? le dijo el hombre mirándole atónito ante su explicación.
Sí, algo muy importante que quiero que siempre recuerdes, le dijo entonces con ternura: las dudas no aportan ninguna solución, no desentrañan problemas, no atraen soluciones pero si las callas... nunca podrán motivar a otra persona a hacer algo útil.
No sé, repetía a menudo, es que no sé si hacerlo. Ten en cuenta que aún no he vivido lo suficiente, aún puede que llegue algo distinto a mi vida. Es que no sé, tal vez me vaya a equivocar, puede que, no sé, sea demasiado pronto...o no sé... quizá demasiado tarde...
El abuelo escuchaba, no hacía otra cosa, sentado en su sillón escuchaba. La conversación proseguía, más bien el monólogo, lento, a pausas, entrecortado... No sé si arriesgarme, no sé que sucedería si... yo es que no sé si tiene sentido dar ese paso...
De repente el abuelo se levantó, prosigue hablando, no me hagas mucho caso, yo es que voy a terminar unas cosillas que tengo pendientes, le dijo con voz amigable. El hombre continuó, es que en realidad "no sé" si debo contarlo, "no sé" si debería permitir que mi vida... porque "no sé" si es algo que deba creer casi es que "no sé" si debería dejar de hablar... el abuelo cogiendo un largo madero, unos clavos y un viejo martillo comenzó a apuntalar su vieja puerta. Primero clavaba uno... luego una pausa y otro... y luego otro más. Proseguían las dudas, los no sé si... los no sé si no... y el abuelo clavaba, con fuerza, uno más y otro y otro...
Después de transcurrida una hora dejó de clavar, se volvió hacia él y le dijo interrumpiéndole: mira, ven acércate, he ido poniéndole clavos a esta madera y sujetándola a la puerta, dime, dijo con voz autoritaria ¿qué es lo que ves? El hombre miró fijamente a la puerta vio lo que había estado haciendo su abuelo y dijo: pues has estado apuntalando tu puerta posiblemente porque se acerca el invierno y no deseas que un golpe fuerte de viento la derribe.
Entonces el abuelo contestó, tienes razón, pero lo he hecho utilizando tus palabras "no sé", para ir dando golpes certeros a la madera, mis manos ya son muy torpes y tus "no sé" eran tan claros... tenían tanto ritmo... que he pensado que si los aprovechaba me iban a hacer tener más precisión al golpear... y has dicho tantos... que he ido terminando un trabajo que había dejado pospuesto por desidia hasta que lo he concluido. ¿qué te parece mi puerta ahora?
¿Tratas de decirme algo? le dijo el hombre mirándole atónito ante su explicación.
Sí, algo muy importante que quiero que siempre recuerdes, le dijo entonces con ternura: las dudas no aportan ninguna solución, no desentrañan problemas, no atraen soluciones pero si las callas... nunca podrán motivar a otra persona a hacer algo útil.
2 Opiniones de:
El cuento me pareció precioso, y muy cierto. Es unas de las palabras que menos me gusta escuchar.
UN ABRAZO
ke es esto? no le entiendo pero "alomejor esta chido"
na esta emjor el de las mujeres en los arboles no? adios!!!!!
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